Javier Hernando

LAS EXPANSIONES DEL ANIMO

Exposición: Patricia Azcárate

Junta de Castilla y Leon. León. Hasta el 15 de Abril de 2007

El expresionismo abstracto más lirico, más orientalizante, se halla, en el arranque del trabajo de algunos pintores nacidos en torno a 1960. Pienso en Julio Toquero, Jose Manuel Ciria, y desde luego en Patricia Azcárate. Con el término orientalizante aludo a algunos artistas de aquellas tendencia, como Joan Mitchell o Helen Frankenthaler, en cuyas obras dominan las atmósferas vaporosas, en donde las formas y los gestos están rnuy dispersos y por tanto el espacio acaba imponiéndose.

Pero ninguno de sus compañeros de generación ha mostrado como Patricia Azcárate esa sensibilidad tan cercana a lo oriental, evidente en aquellas mambas y grafismos, en algunos casos realizados con tinta china, que salpicaban el espacio plástico de sus obras de comienzos de los noventa con infinita sutileza, generando unos paisajes genéricos, unas atmósferas transitadas por signos pictóricos leves, como si el carácter de aquellos impregnara el ámbito que invadían. En sus pinturas recientes las manchas han adquirido consistencia, aumentado su tamaño, definido su forma, diversificado sus colores, así configuran campos de fuerza cromáticos que destilan vivacidad, alborozo. Paralelamente esos brotes de color parecen haber abandonado su anclaje en el lienzo para adquirir autonomía volumétrica mediante su encarnación en esponjas teñidas. Acoplados a estructuras de objetos apropiados o atravesados por finísimos dibujos de metal, se despliegan en el espacio.

Cuando los objetos rescatados completan formal, pero sobre todo conceptualmente la obra, adquieren la condición plena de poemas-objeto: Edredón de nubes o el sonido del silencio. Pero los propios objetos: somieres, sillas, muelles... poseen por si mismos una poética propia. Son básicamente líneas en el espacio que dibujan formas y contienen en su piel episodios cotidianos del pasado, recuerdos deslavazados como refleja su materialidad residual. Cuando son líneas de alambre las que sustentan las formas esponjosas: Rizoma o La mirada, o simplemente aquellas quedan suspendidas en el espacio: Respiran por sus poros, reafirman, como en sus pinturas, el valor del espacio, ahora real, sobre el que flotan con tanta fineza como armonía cada una de aquellas unidades cromáticas, cada uno de aquellos poemas-objeto que vienen a encarnar simbólicamente el aliento de su creadora. Por eso al transitar entre ellos sentimos las expansiones del ánimo.