SANTIAGO B. OLMO

En el panorama del arte actual de nuestro pals hemos asistido durante los ultimos anos a un generalizado fenómeno de efectiva revalorización de las propuestas pictóricas. Por un lado, se aprecia como las jovenes generaciones de artistas se han dirigido con energía hacia lo pictórico, renovando actitudes, contextualizando en una sensibilidad actual y con nuevos significados y valores ciertos planteamientos ya desbrozados con anterioridad, recuperando perspectivas que hace solo unos años parecían abocadas a un callejón sin salida. Por otra parte, la férrea tenacidad de algunos artistas pintores, que han enfocado su trayectoria como un recorrido de largo alcance y han mostrado desde la constante renovacion, en la dinámica de evoluciones coherentes, la vigencia de la pintura como un lenguaje inscrito en la más estricta contemporaneidad.

Esta actual revalorización de la pintura ha de ser considerada, desde nuestro punto de vista, más como un medio que permite entender, con alguna profundidad mas allá de los análisis apresurados, el alcance de la nocion de crisis y el significado del fin de Ia pintura, que como el mero espectáculo de una vuelta hacia los valores de una tradición. De una manera más radical, reconsiderar ahora la pintura y sus múltiples discursos plásticos debería aportar esencialmente renovados instrumentos de verificación en el análisis del hecho estético, perspectivas más receptivas hacia lo que podríamos definir como sensualidad de la percepción.

Pensar que ha llegado, otra vez, nuevamente y para clarificar la confusión y el caos, la hora de la pintura, que se trata de la revancha del calor y las pasiones tras años de dominio de la frialdad, sería no haber entendido nada de lo que ha ocurrido ni en el arte ni en nuestra propia percepción. Categorías tan vagas como frialdad o conceptual parecen responder hoy día más a una sensibilidad, a una inclinación, que a un lenguaje o a una tecnica artística precisa: es de este modo como podemos hablar de instalaciones de carácter pictórico, de conceptual caliente, de pintura conceptual, etc.

Nunca nada podrá ser como ya fue. a no ser que se convierta en la inutil repetición de su propia caricatura.

Este fenomeno muestra por ahora y simplemente los síntomas de una generalizada inquietud, pero en ningún caso delinea las formas concretas de ulteriores desarrollos.

No parece que la pintura pueda ser reconsiderada, sin mas, como una respuesta, ni mucho menos como el lugar de las certidumbres, sino más bien como un medio de proponer la formulación mas ajustada de las preguntas y de las dudas que penden sobre ella misma y sobre el arte.

La abstracción lírica

Dentro del ámbito de la pintura, la abstracción muestra en nuestro país una vitalidad extraordinaria fruto de la continuidad de una tradición propia ininterrumpida durante las dos ultimas decadas, y de la mano de artistas cuyo prestigio y reconocimiento ha superado en algunos casos los límites de nuestras fronteras. Pero es especialmente lo que podríamos definir como abstracción en su vertiente mas lírica lo que va a ser objeto de nuestro análisis.

Recientemente, dos exposiciones presentadas en Madrid se prestan a servir de indicadores del grado de interés que despiertan estas lineas pictóricas, así como muestran y apuntan algunos caminos de desarrollo de los que participan otros y numerosos pintores repartidos por toda nuestra geografía. Nos referimos a la exposición retrospectiva que abarca la obra realizada en la década entre 1985 y 1995 por Jose Manuel Broto, en el Palacio de Velázquez del Retiro, comisariada por Paloma Esteban e "ilustrada" en el catálogo por poemas de José Miguel Ullán y, muy especialmente, por to que tiene de construcción de un mapa orientativo, la que bajo el título de Líricos del Fin de Siglo. Pintura abstracta española en los años noventa reúne en las salas del antiguo) MEAC la obra reciente de 18 pintores. comisariada por Santos Amestoy.

A finales de los años 70, dos exposiciones colectivas trazaron una primera aproximación al fenómeno de la abstracción: Pintura I en la Fundació Joan Miró de Barcelona y En la pintura en el Palacio de Velázquez de Madrid, en la que participan Broto, Gerardo Delgado, Xavier Grail, Carlos León. Pancho Ortuno, Javier Rubio y Gonzalo Tena. Desde entonces no han vuelto a realizarse exposiciones colectivas que abordaran de una manera sistemática el estado de la cuestion abstracto-lírica. Por ello la exposición Líricos del Fin de Siglo adquiere un importante valor documental en la medida en que acomete una actualización y parece querer establecer una cierta teorización.

La exposición pretende ofrecer una aproximación estructural y general a una manera "lírica" de abordar y reafirmar en su practica la pintura desde la abstracción. Las obras expuestas muestran en la pluralidad de soluciones y propuestas. a veces notoriamente divergentes, la complejidad y la riqueza de lo que en ningún caso podríamos unificar en una corriente, sino más bien aglutinar o definir como un grado: de sensibilidad pictórica y vivencial. Eso es precisamente lo que en cierto modo acerca a pintores tan dispares como Patricia Azcárate, Dario Alvarez Basso, Jose Bellosillo. Pedro Castrortega, Jose Manuel Ciria. Alejandro Corujeira, Luis Fega.