Christian Parra-Duhalde
Partituras vitales. 2006.
Reflexiones sobre la naturaleza
devenidas en músicas descubiertas
como respuestas. En un
triple ejercicio de género, Patricia
Azcárate (Madrid, 1959) propone
su interpretación sobre las
energías naturales y el parir de
la vida, y al hacerlo parece metaforizar
sobre la continuidad de
este espacio situado en el trasiego
de la circulación humana
incesante de la estación de Colón
del metro de Valencia.
Pinturas, articulaciones y vidrios,
conforman un repertorio
abundante en su montaje, en línea
con la idea de paisaje y vida
en proceso. En
sus pinturas, la
energía patrocinadora
de la materia
posee un registro
ficcional;
como efecto de
un medido dripping
sobre fondos
semiplanos, las
formas resultantes
navegan en
cósmicas placentas,
en onírica libertad.
Segunda
estación, la vida
halla su orden encarnado
en articulaciones
de esponjas
pigmentadas
unidas, umbilicadas,
entre sí,
por líneas de acero
o sedal configurando
la idea
de paisaje en expansión
ya fuere
sideral, elemental o geológico.
Vegetales o marinas, las esponjas
de Azcárate refieren a la
dualidad en sus cualidades físicas
y en su condición de entidades
vivas tras las apariencias
de la muerte; mutaciones energéticas
en busca de nuevos depositarios,
la autora las dispone
en relaciones espaciales coreográficas
cual pentagrama o instrumento
a interpretar. Finalmente,
como contrapunto a la
algarabía de sus articulaciones,
que incluyen estructuras de
hierro planteadas como modelos
de organización de la trama
de esponjas-átomos-mundos
alusivos al factor humano en su
origen utilitario, la muestra
convoca la mirada más íntima y
meditabunda sobre piezas de
vidrio soplado —lo compacto y
lo frágil— que o se dilatan inseguras
de su estado o encierran
ofreciendo su contenido a
la vez, a modo de síntesis narrativa
de una historia hecha de
silencios preámbulo de todas
las músicas.