Juan Bta. Peiró

Lo explícito cede ante lo implícito, la afirmación ante la sugerencia

Galeria La Nave

Primera individual valenciana de Patricia H. Azcarate (Madrid, 1959) cuyo trabajo se inserta con claridad en esa línea programática de la galería l.a Nave, que se inclina generalmente por la pintura abstracta, en sus diferentes derivaciones, y siempre por un arte marcado por el buen gusto y la profesionalidad. En ese marco de impecable corrección, las mayores licencias poéticas suelen asociarse a la intensidad y libertad cromática tal es el caso de la presente exposición en la que el espectador se enfrenta con una serie de cuadros en los que do mina un color de fondo intenso — azul, rojo, ocre, verde— sobre el que aparecen unas manchas, líneas —ocasionalmente incisiones— que se recortan unas veces, otras se funden, de tal ma nera que semejan estar entre sus pendidas en el vacío y/o flotando sobre una superficie acuosa.

Su participación en la colectiva Líricos del Fin de Siglo. Pintura abstracta española en los años noventa celebrada en el Museo Español de Arte Contemporáneo en el año 1996, seguramente fue decisiva —amen de su coheren te trayectoria personal— para cir cunscribir su práctica pictórica en esa tendencia intimista y poét ica de la abstracción plástica.

En la pintura abstracta, reducida a su materialidad desnuda: soporte y materia coloreada, los puntos de anclaje, de comprensión, de lectura quedan limitados a su mínima formulación para dejar paso a conceptos tales como contemplación, evocación, disfrute visual. Lo explícito cede ante lo implícito, la afirmación ante la sugerencia, lo racional ante lo intuitivo. Desde esta pers pectiva, la relación título-obra puede dar alguna pista, o incluso despistar, acotar en exceso posible interpretaciones o limitar la carga evocadora y polisémica de la imagen. Así la referencia al jardín incluida en el titulo genérico de la muestra, puede —y debiera— ser un catalizador significativo y sensorial y no tomarse al pie de la tetra para ver estos cuadros como «vistas» de estanques y flores ampliadas. Ni Monet, ni Sicilia, ni juego referencial, ni ci tas cultas o irónicas, el proceso pictórico y el compromiso existencial hunden sus raíces en un mundo interior que Patricia H. Azcarate plasma sin palabras, sin recursos narrativos, sin discursos figurativos.

Volviendo a la materia colore ada, me resulta especialmente atractivo el uso de la materia, la integración entre soporte, fondo y figura. Fusión que se materiali za mediante una singular formulación técnica de secado lento a la que la autora extrae su potencial expresivo. Por otra parte el uso del color —tan indefinible como subjetivo— me lleva a un terreno puramente intuitivo y sensorial donde cada sensibilidad particular a buen seguro vibrará de un modo diferenciado.